Eva Medina Canada se sienta en su pabellón psiquiátrico, en silencio y sin remordimientos. Ha asesinado a su amante y quieren saber por qué. Sus recuerdos van y vienen sobre los encuentros con los hombres de su vida: el escolar que jugaba a médicos y enfermeras con un palito de helado sucio; el novio de su madre; su primo; su marido; un extraño en el autobús. Ha sido objeto de proposiciones y abusos desde que tiene memoria.